La adivinación del futuro:
En la época del desastre del Titanic, el 14 de
abril de 1912, el hombre medio empezaba a poner en tela de juicio la filosofía
materialista que negaba lo inexplicable. La precognición, es decir, el
conocimiento de hechos futuros por medios extrasensoriales, se consideraba una
monstruosidad o una superchería. En esos tiempos, poco importaba que el
conocimiento previo se obtuviera mediante sueños, quiromancia, astrología o
simplemente a base de presentir que algo iba a suceder.
La verdadera polémica se centra en la cuestión del
tiempo porque nos servimos de él como medida. Digamos que, en el sentido más
amplio del concepto, lo usamos exactamente igual que la longitud, el ancho o el
volumen. En ese sentido, el tiempo no existe de modo independiente. Es lineal y
continuo, de la misma manera que son lineales los relojes y calendarios. Pero
es concepto ignora nuestras íntimas relaciones psíquicas con el pasado y el
futuro, y prescinde de otro tiempo experimentado por todos nosotros: el de los
sueños.
Para algunos, el futuro ya existe y nos
aproximamos a los acontecimientos venideros, así como los ocupantes de un tren
van llegando a las estaciones que componen su trayecto. Desde esta visión,
sería imposible evitar esas estaciones porque, aun cometiendo suicidio, el
suicidio podría ser una de las estaciones del recorrido.
En su libro titulado ¿Qué es el tiempo?, G. J. Whitrow explicaba que un filósofo de
Cambridge se sirvió de la muerte de una reina británica, ocurrida en 1714, para
ilustrar la opinión de que el futuro existe en el presente. Decía que en el
último momento del tiempo, suponiendo que haya ese último momento, seguirá
existiendo la muerte de una reina, y esa situación jamás cambiará, salvo en un
único aspecto: al principio la muerte de la soberana fue un acontecimiento del
lejano futuro, más próximo. Luego fue presente. Después se hizo pasado y así
continuará para siempre. Esta opinión coincide con lo que el filósofo y
psicólogo estadounidense, William James llamó “universo en bloque”, en donde el
futuro es como una película cinematográfica cuyos fotogramas se nos van
revelando a medida que pasan ante nuestra vista.
Por el contrario, hay personas que opinan que
pueden modificar su propio futuro y que bastará con prestar atención a las
advertencias de los hechos venideros. Jack Kerouac, novelista estadounidense,
replanteó la creencia de que el hombre no es un simple peón de ajedrez,
manipulado y finalmente sacrificado en el tablero del futuro. Kerouac se
expresó así, por boca de uno de sus personajes: “Algún día comprenderemos que
nos hallamos en contacto efectivo con los muertos y con el otro mundo. Ahora
mismo, si empleáramos la dosis suficiente de voluntad mental, podríamos
predecir los acontecimientos del próximo siglo, con lo cual seríamos capaces de
tomar las medidas necesarias para evitar todo tipo de catástrofes.”
Tomando en cuenta que todo lo anterior fue dicho
en el siglo XX, y que a nosotros nos ha tocado transitar la entrada en el siglo
XXI con todos sus cambios, pero con los mismos problemas, yo me atrevería a
decir que, a menos que elevemos nuestro nivel de consciencia espiritual,
seguiremos entrampados cometiendo los mismos errores, una y otra vez, mientras
los teóricos continúan tratando de explicar lo inexplicable. Desde mi punto de
vista personal, y de acuerdo a mi experiencia con diferentes instrumentos, he
visto que hay eventos que por más que se desean no ocurren, y otros que por más
que los evites terminan sucediendo. Sin embargo, también me consta que poseemos
una fuerza mental desconocida y desaprovechada, incluso mal canalizada. Este es
un tema amplio que procuraré abordar de ahora en adelante en este espacio.
Astrología: Madre de las Artes Predicitivas. Estrellas y Destino.
La humanidad siempre se ha interesado en el futuro. Hoy todavía, casi todos
compartimos esa curiosidad por el porvenir, y ese deseo de averiguar lo que
puede ocurrirnos nos ha inducido a emplear todo tipo de recursos para obtener
una visión anticipada de los sucesos venideros. Hay diversas técnicas que nos
permiten darnos una idea de lo que nos reserva el futuro, pero lo más
importante es hacer uso consciente de aquellas que nos permiten acceder al
autoconocimiento, porque es en nosotros mismos donde encontraremos lo más
valioso que tenemos: nuestra esencia divina, esa que todo lo puede y para la
cual no hay nada imposible.
Si te interesa la Astrología y lo referente a Estrellas
y Destino, pero no te entiendes con la cantidad símbolos y cálculos que
usamos los astrólogos, he publicado un libro especialmente para ti donde vas a
encontrar parte de la teoría básica que nosotros manejamos y que te puede
animar a continuar aprendiendo sobre la Madre
de las Artes Predictivas.
¡Muchas gracias por llegar hasta aquí, te espero en la próxima publicación! El libro podrás encontrarlo en el link que te dejo a continuación.
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