EL PROCESO EVOLUTIVO
El hombre es un producto inacabado, así como evoluciona la materia
evoluciona el Alma y nuestra estructura es una unidad en proceso que extiende
su acción hacia dimensiones que han sido vislumbradas, pero aún no han sido
conocidas.
La meta del Alma es alcanzar la Perfección, que no es otra cosa que el
despliegue de sus potencialidades, y para tal fin es necesario realizar el
recorrido de un proceso de evolución que finaliza al alcanzar el objetivo. Como
derecho de nacimiento todos poseemos una personalidad muy propia, una tarea
específica que nadie más puede hacer y un camino particular que no debe ser
interferido por nadie. Nuestras almas usan nuestras mentes y nuestros cuerpos
como instrumentos para la realización de nuestra misión divina y, cuando alma,
mente y cuerpo trabajan conjuntamente, el resultado es la felicidad perfecta
porque nos sentimos plenos al obedecer los mandatos de nuestra alma y así
podemos hacer nuestro mejor trabajo.
Tomando el plano físico como típico del Todo, tenemos el ambiente, el
cuerpo físico y el hombre que utiliza ese cuerpo como vehículo mientras vive.
El ambiente incluye no sólo lo visible, tangible y audible sino también todo lo
que se encuentra fuera de él produciendo cualquier efecto por medio de sus
vibraciones, no importa cuál sea la distancia, como es el caso de los cuerpos
celestes. El propósito por el cual existe el cuerpo es introducir al hombre en
los ambientes, permitirle recibir impactos de los objetos animados e inanimados
del mundo físico y llegar a ser consciente de ellos, sentir por ellos afición o
disgusto y despertar sus facultades inherentes al buscarlos o evitarlos,
comenzando con un total estado de ignorancia para que al final llegue a ser
sabio y lleno de experiencias en lo concerniente a este mundo.
Todos estamos buscando y avanzando hacia un estado de plenitud y
estamos siendo guiados por el deseo de superar nuestras limitaciones para
dirigirnos hacia la condición ideal, pero para poder alcanzar nuestro objetivo
tenemos que comprender los principios que rigen al Universo, y para esto es
necesario que utilicemos los medios que nos permitan establecer la armonía
porque desde el mismo momento en que aprendamos cada lección, eliminemos los
errores e integremos dentro de nosotros mismos cada aprendizaje al que debemos
llegar, ya no habrá más necesidad de corregir y nos apresuraremos a alcanzar la
evolución.
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Maria Florinda Loreto Yoris.
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