En la publicación anterior,
titulada ASTROLOGÍA ANTIGUA Y
ESPIRITUAL: Significados clásicos de las casas astrológicas, y que puedes consultar en el archivo del blog, te expuse los
significados clásicos de las casas. Pero en la práctica corriente de los
estudios hechos por François Labat, él se sintió obligado a atribuir una especial
importancia al binario. Estableció que las influencias que se ejercen sobre el
hombre (principio activo) no son las mismas que actúan sobre las mujeres
(principio pasivo). Como se explicará más adelante, la clasificación de los
signos del Zodíaco en signos masculinos y signos femeninos reviste una
importancia que en modo alguno puede
desdeñarse. Siendo así, ¿no sería conveniente establecer una clasificación de
las casas astrológicas según que fuesen activas o pasivas?
En las primeras, seríamos «activos»,
tendríamos iniciativas. Y conseguiríamos éxito porque nuestras iniciativas
serían buenas y se adoptarían en el momento oportuno. Se fracasa porque las
iniciativas son desafortunadas o se adoptan en una ocasión inoportuna.
En las casas del segundo grupo,
seriamos «pasivos». Pueden
afectarnos en ellas acontecimientos buenos o malos, hasta cuando no hayamos
intentado provocarlos directamente.
Las casas se sucederían en cierto
modo a pares, en este sistema. A cada casa activa sigue su casa pasiva. La cas
I representa el individuo y sus posibilidades en general. La casa II representa
las fatalidades, buenas o malas, que favorecerán o contrariarán la realización
de estas posibilidades generales. Hay que acotar aquí que con el término «fatalidades»
Labat se refiere a hechos inevitables, por eso las experiencias pueden ser
positivas o negativas.
La casa III designa la actividad
práctica del sujeto en el medio social en que debe desenvolverse. Como en el
par anterior, la casa IV representa las fatalidades, buenas o malas, que
favorecerán u obstaculizarán su acción.
Te presento ahora la
interpretación de las casas astrológicas formulada de acuerdo con la teoría que
se acaba de exponer y la cual Labat somete a la apreciación del
lector/estudiante y al resultado de su experiencia personal.
LA CASA I: (activa) designa el
individuo:
Físicamente: constitución,
salud, actividad, etc.
Intelectualmente:
cualidades intelectuales, reveladas por el signo de nacimiento, posibilidades
del sujeto, facultades particulares, tendencias, etc.
Sentimentalmente:
carácter, gustos, cualidades y defectos, aptitudes, facultades.
LA CASA II: (pasiva) nos informa
sobre las disposiciones del destino en relación con la suerte del sujeto.
En buenos aspectos, la casa II
anuncia la riqueza las oportunidades favorables en materia financiera, las
ganancias, los aumentos de ingresos.
En malos aspectos anuncia la
imposibilidad de enriquecerse, la disminución de los ingresos, las pérdidas
financieras y hasta la ruina total en los casos en que los aspectos son muy
malos.
LA CASA III: (activa) a esta casa
concierne la actuación práctica del individuo en el medio en que está llamado a
desenvolverse. En primer lugar, la casa III representa el pensamiento concreto
del individuo aplicado a los actos de la vida cotidiana. Se refiere a las
palabras, discursos, escritos, los asuntos que han de considerarse, las gestiones
que deben emprenderse, las transacciones que han de prevenirse, etc. Es decir,
el trabajo comprendido en el sentido de actividad habitual, de objetivo que se
persigue, etc. Todo esto es de la incumbencia de la casa III.
Esta casa designa igualmente las
relaciones con las personas próximas: compañeros, colegas, vecinos, camaradas,
clientes, etc. Por lo tanto, puede ser anuncio de coyunturas o la combinación
de factores y circunstancias que caracterizan una situación en un momento
determinado. Significa también desplazamientos, puesto que las relaciones
sociales nos obligan muchas veces a hacerlos. Finalmente, en el mismo orden de
ideas, la casa III denota correspondencia.
Una casa III fuerte y con buen
aspecto anuncia una actividad práctica y eficaz, ejercida en buenas
condiciones. En caso de que los aspectos sean malos, presagia todo lo
contrario.
LA CASA IV: (pasiva) designa por
una parte el medio ambiente en que se encuentra el recién nacido al venir al
mundo, es decir, la familia y el hogar; por otra parte, designa el medio
ambiente particular del individuo, que ha sabido o ha podido crearse gracias a
sus actividades de la casa III.
En primer lugar, se referirá a
los padres, los hermanos y demás parientes que forman el medio familiar. Será
también el patrimonio de la familia.
En segundo lugar, la casa IV
designa también el medio particular que se ha creado el individuo: el hogar que
se ha formado, su residencia, los bienes inmobiliarios adquiridos, las diversas
instalaciones necesarias para el ejercicio de sus actividades, etc.
LA CASA V: (activa) nos informa
respecto a las circunstancias, afortunadas o desgraciadas, que ayudan o se
oponen a la actuación del sujeto. Esta es, pues, la casa de la suerte en buenos
aspectos y de la desgracia en malos aspectos.
En buenos aspectos, el individuo
será afortunado, tendrá buenas iniciativas y conseguirá satisfacciones,
placeres, diversiones, etc. La casa V es, principalmente, la casa de los
amores, de las satisfacciones de tipo sentimental, de los hijos (porque son
fruto del amor). Es también la casa de las buenas especulaciones, del éxito en
los juegos de azar, etc.
En malos aspectos es la casa de
las iniciativas desdichadas, de los fracasos, de las pérdidas en el juego, etc.
LA CASA VI: (pasiva) tiene muy
mala reputación. Sin embargo, en buenos aspectos designa las satisfacciones o
las ventajas obtenidas mediante el trabajo o debidas a circunstancias
exteriores favorables.
En malos aspectos, presagia
disgustos, preocupaciones, dificultades, obstáculos, decepciones, fracasos,
etc. Anuncia en resumen, toda clase de calamidades, que caen de improviso sobre
el individuo. Figuran principalmente entre tales fatalidades, las enfermedades,
los accidentes, las heridas, las operaciones, etc. La casa VI designa también
el trabajo, pero únicamente en el sentido de obligación, sujeción, servidumbre.
LA CASA VII: (activa) representa
las relaciones del individuo con la organización social y, por consiguiente,
con los reglamentos, la legislación y las convenciones sociales.
En buenos aspectos, indica los
arreglos, acuerdos, asociaciones, uniones, contratos y el matrimonio (considerado
como un contrato). Incluye por extensión las relaciones en las que hay una
buena comprensión, los simpatizantes, los miembros de una misma asociación,
etc.
En los malos aspectos,
desacurdos, disputas, querellas, procesos, rupturas de contrato, etc. En el
aspecto conyugal, los malos aspectos son presagio de desacuerdos, discusiones y
en los casos más graves, separación y divorcio. Por extensión, comprende también
los adversarios, la gente que combate abiertamente y, en general, todos los que
se hallan en desacuerdo o malas relaciones con el sujeto.
LA CASA VIII: (pasiva) es
universalmente conocida como la casa de la muerte. Esto se debe indudablemente
a que en la astrología científica el violento signo de Escorpión ocupa el
octavo lugar empezando por Aries y se asimila a la casa VIII. Pero François
Labat niega esta asimilación.
Según la teoría que expone Labat
en su Manual de Astrología, la casa VIII designa por una parte las
posibilidades favorables o contrarias, que ha conferido el destino al individuo
en relación con las reglamentaciones sociales. Por otra parte, denota los
resultados que podrá obtener en relación con sus actividades de la casa VII.
Una casa VIII fuerte y de buen
aspecto anuncia, por lo tanto, ventajas substanciales procedentes de contratos,
de acuerdos legales y en general de las buenas relaciones mantenidas en la
sociedad. En consecuencia, es signo de matrimonio ventajoso, asociaciones
provechosas, contratos fructuosos, herencias, donaciones, legados, pensiones,
etc.
Una casa VIII con malos aspectos
denota, por el contrario, que no habrá herencias o que se perderán, así como la
falta de donaciones, legados, etc. Los contratos, asociaciones y acuerdos darán
resultados perjudiciales. En muy malos aspectos hallaremos la ruptura de
contratos, las pérdidas resultantes de pleitos, los daños ocasionados por
adversarios, etc. Precisa señalar que, en el caso de los matrimonios, la ruptura
del contrato no significa forzosamente el divorcio, sino que puede tratarse de
la muerte del consorte.
En cuanto al motivo de que se
pueda llamar a la casa VIII la casa de la muerte, Labat no ve más que uno: en
muy malos aspectos, es posible que anuncie el fin de la relación del individuo
con la sociedad, es decir, la muerte.
LA CASA IX: (activa) gobierna el
pensamiento abstracto, las elevadas especulaciones de la mente, la filosofía,
la política, la sabiduría. Por extensión, se le atribuye la religión, el culto,
la fe, el ocultismo, la legislación (en cuanto se considera con el amplio
criterio de espíritu de las leyes, pero no como regulaciones). La casa IX
representa el deseo de perfeccionarse y elevarse, la tendencia al progreso, la
sed de conocimientos, etc. Por lo tanto, rige los proyectos y principalmente la
ambición. Por extensión, la casa IX designa los países lejanos, el extranjero y
los viajes a grandes distancias. También, por extensión, indica la correspondencia
con países lejanos y los medios de transporte: barcos, ferrocarriles, autos,
aviones, etc.
LA CASA X: (pasiva) denota, de
una parte, las posibilidades sociales concedidas al recién nacido por el
destino; de otra parte, anuncia los resultados que le permitirán alcanzar
gracias a su ambición y sus proyectos.
Una casa X poderosa y con buenos
aspectos presagia que nada se opondrá al éxito y a la elevación social. Esperan
al interesado el éxito, el prestigio, los honores, las dignidades y la popularidad.
Pero si los aspectos son malos y la casa X está fuertemente afligida, cabe
esperar el fracaso, los reveses, la pérdida de posición y la hostilidad de las
gentes y del público.
LA CASA XI: (activa) indica las
relaciones naturales del hombre con sus semejantes, es decir, las relaciones en
cuanto no están sujetas a convenciones y
reglamentaciones.
En buenos aspectos, representa a
los amigos, bienhechores y protectores o, por lo menos, las relaciones
agradables y útiles. Por extensión, la casa XI designa las ayudas, los apoyos y
los socorros dados o recibidos.
En malos aspectos, indica
personas mal dispuestas u hostiles al sujeto, personas con las que deberán
enfrentarse. También significa falta de apoyo, de ayuda, de protección.
LA CASA XII: (pasiva) tiene muy
mala reputación. Esta mala reputación está plenamente justificada en el caso de
que tenga malos aspectos, puesto que la casa XII representa entonces el
resultado de la acción de las personas mal dispuestas con respecto al sujeto.
En primer lugar, significa la maledicencia, la calumnia, los engaños, las
trampas, las traiciones, etc. En consecuencia, es la casa de las desgracias, de
las contrariedades, de los obstáculos, de las dificultades, los fracasos, los
perjuicios, las preocupaciones, etc., ocasionadas por enemigos. Y como los
enemigos trabajan casi siempre en secreto, es por extensión, la casa de los
misterios y de las cosas ocultas o secretas. También por extensión, la casa XII
designa el desánimo, las penas, la desesperanza, las ideas pesimistas, las
depresiones físicas y mentales procedentes de las adversidades antes
mencionadas.
Pero Labat decía que no veía lo
que puede tener de terrible la casa XII, en buenos aspectos. En este caso,
indica las ventajas y satisfacciones obtenidas gracias a nuestros amigos bien
dispuestos y relaciones a nuestro favor. Recordemos que al ser pasiva, La casa XII sería el resultado de lo que se ha hecho en la casa XI. Conteniendo buenos aspectos,significa entonces una vida tranquila
y sosegada.
En la próxima publicación te hablaré
acerca de los planetas, de acuerdo con la teoría de François Labat, la cual queda a la
apreciación del lector/estudiante y al resultado de su experiencia personal.
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